Por GASTÓN ALVEAR G.
Cientista Político, Universidad Diego Portales
Candidato a Magíster en Ciencia Política Comparada, FLACSO-Ecuador
*Publicado originalmente por Ecuador Today el 25 de octubre de 2020.
Hoy, 25 de octubre del 2020, se transformó en una nueva fecha histórica para los eventos contemporáneos del país. Al nacer en la década de los noventa, soy un hijo de la nueva democracia en Chile. El nombre de esta nota es la canción o jingle que se utilizó para el plebiscito en 1988, respecto a la continuidad del régimen militar desde 1973. Una canción que para muchos jóvenes de nuestra generación fue un himno y para otros sólo un eco de un pasado lejano, tal como la alegría. Hoy se da inicio a un proceso de dos años que tiene como objetivo publicar una nueva constitución.
Por temas de agenda, no pude estar presente en las revueltas sociales en Chile del 2019, ya que me encontraba como un extranjero en Quito. Naturalmente sentía las necesidades de estar presente en mi país, viendo como la sociedad se levantaba por las injusticias y desigualdades que abarcan a las clases medias y bajas. Haber estado cuando la idea de una nueva constitución fue establecida como decreto social que fue llevado al nivel político. Haber sido testigo presencial de cómo se terminaba con la constitución que viene de la violencia de un régimen autoritario. Una constitución conservadora y con inclinación a los privados más que lo público. Una con reformas en 2005 bajo el gobierno de Ricardo Lagos y como un proyecto político del segundo gobierno de Michelle Bachelet en 2015, pero cuyas normas internas requerían de supra mayorías para reformas estructurales. Esto sin mencionar las férrea defensa de los adherentes de la actual Constitución recurriendo al Tribunal Constitucional.
Luego vino el proceso de campañas por el “Apruebo” o “Rechazo” por una nueva constitución. Como politólogo tuve mis críticas respecto a cómo se llevaron a cabo las campañas públicas. Faltó un verdadero sentido del “por qué” necesitamos una nueva constitución, más allá de entregar un mensaje enfocado en la emotividad (y al antagonismo que este podía suscitar entre partidarios opositores).
Hoy lo primero que veo es que gran parte de mi familia fue votar. Fueron a sufragar mis parientes más jóvenes, situación que me llenó de alegría y orgullo, porque, dentro de todo, ellas quieren un Chile más justo, un Chile verdaderamente digno.
Hoy, alrededor de las dos de la tarde, llego a la Universidad Tecnológica Equinoccial en Quito para cumplir con mi deber cívico, lejos de mi país. Fue un momento emotivo cuando te pasan el voto, llegar a la cámara secreta con la decisión tomada hace mucho tiempo. Algunos dirán que es sólo un mero trámite, pero este plebiscito de entrada tiene un peso emocional y político mucho más fuerte.
Con el 99% de las mesas escrutadas, ganó el apruebo con el 78,28% de las preferencias mientras que el rechazo obtuvo un 21,72%. Tal resultado dejó en manifiesto muchas cosas, entre ellas, que Chile es NO es un país polarizado. Es un país donde una minoría quería hacer creer eso. Reflejo de ello es que mucha gente de derecha votó por el apruebo. Por lo mismo, esto significa que podemos y debemos sentarnos a conversar entre todas las posturas, así como movilizar a las personas que no participaron del plebiscito, para, por primera vez, crear la casa de todos.
Siempre he sido un defensor, pero al mismo tiempo crítico de nuestras instituciones. Pero tengo fe y esperanza en el futuro que deviene a mi país, al pueblo chileno y sus instituciones, que los partidos políticos tan necesarios para nuestra democracia representativa entiendan que deben volver a ser los intermediarios entre la sociedad civil y el Estado, que deben llevar candidatos constituyentes nuevos y capaces de jugar en la arena constitucional.
Fui parte de un proceso histórico. Un joven que vivió en carne propia las desigualdades del “Jaguar” de América Latina y que no desea que las nuevas generaciones de chilenos pasen lo mismo, siguiendo el circulo de endeudamiento económico para sobrevivir a Chile y ahora sí: Chile, la alegría ya viene.
*Imagen de cabecera propiedad de Pinterest.