La militarización policial de América Latina

Por GASTÓN ALVEAR

Cientista político, Universidad Diego Portales.


En Junio del 2017, el precandidato presidencial Manuel José Ossandón proponía “meter bala si es necesario a todos los terroristas” para recuperar el Estado de Derecho en la zona de conflicto de la Araucanía.

Un año más tarde se cumple su palabra cuando es asesinado el comunero mapuche Camilo Catrillanca a manos del Comando Jungla, una unidad de operaciones especiales de Carabineros; no obstante, este no es un caso aislado del uso indebido de fuerza policial que afecta a Chile, ya que existen comandos policiales militarizados en toda América desde hace mucho tiempo.

Cuando nos referimos al concepto de “seguridad”, ya no hablamos solo de la protección privada o un conflicto entre Estados.  Actualmente la seguridad es un concepto multidimensional y  multinivel, que abarca las primeras definiciones clásicas y como un conjunto donde incluyen temas como seguridad medioambiental, social, salud, etc.

Existen varias soluciones para que exista seguridad o por los menos una percepción de ésta. Una es prevenir los conflictos a través del diálogo o políticas sociales equitativas, mientras que la segunda opción es un conflicto armado. Por eso debemos entender el porqué de la existencia de Organismos Internacionales como la ONU, OEA, UE, etc. Donde los Estados pueden dialogar sin necesidad de recurrir a la violencia, pero ¿qué sucede si el conflicto es interno? Y respetamos el Principio de No Intervención.

Cada Estado debe hacerse cargo de su defensa interna como externa, ya que sólo ellos pueden tener el monopolio de la fuerza, a través de su cuerpo de policía y las fuerzas armadas.

En nuestro continente la existencia de policías militarizadas surge en la ola de dictaduras militares entre 1970 hasta finales de 1980 y no es un fenómeno actual en América Latina.

Algunos de los casos más emblemáticos de policías militarizadas desde 1990 hasta el 2018 son: Estados Unidos, Chile, Colombia, Perú, Brasil, República Dominicana y México, que son países que han militarizado sus policías para diversos contextos y razones como: disturbios sociales, guerra de guerrillas urbanas y rurales, controles a la sociedad civil, redadas contra narcotraficantes o enfrentamientos a grupos terroristas.

Sabiendo que van en contra de los compromisos de la “Declaración de Seguridad de las Américas” firmado en 2003, en la Ciudad de México, que estipulaba el compromiso de cada Estado firmante a acatar el control de armamentos, la limitación y disminución del gasto militar acorde a las necesidades de cada país.

Entonces, ¿por qué ocurre esto? La respuesta es simple: muchos gobiernos buscan generar un clima de inseguridad interno, un Estado “Policial” donde el enemigo es maleable y disperso, generando una guerra constante, por ende, para controlar y coaccionar las libertades civiles.

Tampoco no podemos obviar el hecho de que al momento de militarizar, significa un cambio en pensamiento y actuar de los policías, puesto que cambia la lógica de prevención y empiezan a entrar en la lógica de Carl Schmidt de amigo/enemigo, ya que la policía al momento de tener preparación militar, se pliega a esta axioma, y ve a un enemigo que debe ser neutralizado.

Otro factor que no se considera al momento de implementar un comando policial militar como política de Estado es entender y comprender  el conflicto que se está gatillando en la sociedad.

Por ejemplo, la policía militar puede tener buenos resultados en Colombia, eso no significa que el modelo servirá para Chile, ya que las razones del conflicto son completamente distintas, tanto en actores como zonas geográficas y motivos de lucha.

En Chile para poder solventar el conflicto podemos llegar a hacer un Estado Plurinacional o como Colombia que llevó el conflicto a las urnas.

Tal como lo expone la “Declaración de Seguridad de las Américas”, soy un convencido de que la prevención, el diálogo y las políticas sociales equitativas, son la gran solución para solventar los conflictos internos de cada país donde exista una sociedad que esté insatisfecha con sus gobernantes y sus gestiones.


*Imagen de cabecera propiedad de T13.

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