Por Ps. Martín Morales
¡Ha llegado el día! Al fin estamos en el fin de los tiempos… como en el guion de una película noventera de Hollywood, en qué la década del 00′ asomaba como un velo de catástrofes y profecías devotas este tipo de situaciones en el que la humanidad se vería enfrentada a catastróficos eventos; terremotos magnánimos, diluvios universales, virus inoloros e indetectables, guerras nucleares y en donde solamente contamos con un grupo selecto de personas, por lo general estadounidenses o de ascendencia anglosajona, que nos salvarían de tamaña dramática extinción de la faz de la tierra. Y en el que, además, estos mismos sembrarían un futuro esperanzador, lleno de metáforas éticas y morales. Una nueva casta de seres humanos se encargaría de guiar a la humanidad hacía un nuevo amanecer.
Pues bien, no estamos en una película de Hollywood, sin embargo, los medios de comunicación oficiales parecieran estar en una muy mala película de miedo y angustia. Para pocos es una sorpresa que estos tergiversan la información y generan “opinión pública” en base a sus líneas editoriales, no obstante, en mi opinión, durante esta crisis sanitaria mundial, el papel del denominado “Cuarto Poder” ha sido especialmente nefasto, desgraciado y francamente despreciable.
Su mensaje sobre el coronavirus no ha sido, ni es, el de la prevención o la promoción de recursos y hábitos saludables, sino que el enfoque, principalmente, ha residido en las victimas del virus y en temas como el colapso de un sistema de salud precario, en la controversia y disputa política entre la oposición y el gobierno, etc. Aquello, sin nombrar el festín y la teatralización del hambre y el sufrimiento, generando un manto de angustia, miedo y confusión en las personas que termina por agravar y deteriorar aún más la salud emocional de las personas, evidenciando aún más su insolencia e intención de control social sobre las masas.
Existe al parecer, una verdad inconsciente de que si te contagias del Covid19 estás muy cerca de la muerte, sin embargo, la verdad es que este no es de los virus más letales que existen. La proporción entre sintomáticos y asintomáticos, es de 3 a 4 veces, las estadísticas nos señalan que del 80% las personas que sufren síntomas de coronavirus, vivirán la enfermedad como una gripe, más o menos severa, el otro 20% tendrán mayores complicaciones.
Nuestra casa: el cuerpo; nuestros cuidadores: el sistema inmune; la brújula; nuestras emociones.
La duración del virus en el cuerpo dependerá de cada sistema, ya que el gran problema de este virus, al no tener anti cuerpos específicos que preparen al sistema, la propagación y contagio es altísimo, no obstante, el virus dentro del cuerpo puede durar de 2 a 6 semanas y transcurrido ese tiempo por norma general, el cuerpo generaría anti cuerpos contra este, lo que impediría contagiar y ser un propagador. Otro factor esencial, es que, si hablamos de una enfermedad, resulta importante el fortalecer las defensas y el sistema inmune del cuerpo, existiendo muchos hábitos y recursos que se pueden potenciar a la hora de fortalecer las defensas del cuerpo, tales como una dieta balanceada, el consumo de ciertos alimentos, fortalecer el sueño reparador, rutinas de ejercicios, relajación o meditación, etc.
Pero, lo más importante a la ahora de auto-cuidarnos, me parece, es generar estados de tranquilidad y concientización que vayan potenciando el equilibrio emocional en las personas para afrontar una situación de este tamaño. En ese sentido, seguramente lo más desafiante de esta pandemia para muchísimas personas, no ha sido la enfermedad en sí, sino la cuarentena y el confinamiento con todas las consecuencias que llevan apareadas, tiempos de ocio y aburrimiento, perdida de rutinas de actividades, conflicto en las relaciones.
El desafío de la cuarentena
Para algunos el encierro ha significado recogimiento y reflexión para otros es durante este periodo de cuarentena donde más se han debido trabajar y potenciar nuestros recursos personales tales como, la paciencia, serenidad y planificación; donde muchos nos vimos enfrentados a situaciones de irritabilidad, tristeza o angustia y que, de una u otra manera, nos ponen a prueba en nuestras relaciones, y con uno mismo, día a día; no existe una única forma para encarar esta situación. Cada uno deberá explorar que emociones ha despertado, y que nos quiere mostrar para trabajar de nuestra salud y equilibrio emocional.
Resulta entonces fundamental, poder desconectarse un momento, especialmente de los medios oficiales, para lograr tranquilidad, valorar lo que se tiene y las relaciones que uno ha sabido construir hasta el momento. Nada es definitivo, y se puede reconstruir o tomar decisiones de una relación deteriorada, no es el fin del mundo, fomentar en uno la paz y tranquilidad mental.
Los medios son los medios, y debemos entre todos fomentar nuestra salud emocional, no como un estado hedonista, sino como un foco de desarrollo y tranquilidad para afrontar las situaciones y experiencias desafiantes que nos ofrece la vida. Oportunidad perfecta para potenciar nuestras capacidades y talentos en la vida y la sociedad.
*Imagen de cabecera propiedad de Ben Garrison.