Gestionando la muerte infantil. Reseña de St. Orchindt’s Orphanage.

Por PATRICIO LE CERF V.

Licenciado en Historia y Magíster en Ciencia Política con Mención en Relaciones Internacionales

Pontificia Universidad Católica de Chile


Tras el sorpresivo e inesperado éxito de Papers, Please en 2013, muchos desarrolladores en el mundo vieron el potencial de crear historias de temáticas sensibles y polémicas con presentaciones simples, pero atractivas. Entre ellos, The Westport Independent, desarrollado por el estudio independiente sueco Double Zero One Zero en 2016, presenta al jugador el dilema del control y edición de la información al ponerse en los zapatos de un editor de un periódico de un país ficticio bajo un régimen autoritario. Tomando prestado el registro grafico y ciertas mecánicas jugables de The Republia Times (título previo del creador de Papers, Please), el título logra exitosamente entretener e incomodar al jugador tomando decisiones que cuestionan su propia moralidad.

Papers, Please (2013). La inspiración de St. Orchindt’s Orphanage.

Sin embargo, para llegar a eso el estudio (compuesto por Pontus Lundén y Kristian Brodal) experimentó desarrollando un pequeño título web con una temática incluso más polémica: explotación infantil. Dicho título es St. Orchindt’s Orphanage, creado en 2015 en el marco de la competencia de desarrollo de videojuegos en tiempo récord, Ludum Dare 34, en nada menos que 72 horas.

¿Propuesta polémica y pretensiosa o más bien una sutil obra reflexiva del comportamiento adulto hacia los niños menos afortunados? Averígualo en la siguiente reseña.


HISTORIA/ARGUMENTO

La historia de St. Orchindt’s Orphanage es tan trágica como realista. El juego inicia con el jugador tomando el rol del administrador del orfanato St. Orchindt de un país ficticio, el cual recibe una carta del General T. Rutz con el siguiente mensaje:

«Nuestro país está en guerra. Como cualquier negocio en tiempos difíciles como este, esperamos tu total cooperación.

Necesitaremos una dotación de nuevos soldados que estén entrenados a temprano edad. Nosotros proveeremos el entrenamiento avanzado, pero antes éstos deben cursar un entrenamiento escolar avanzado. Ese será tu trabajo.

También esperamos de ti apoyo monetario. No es saludable para los jóvenes que permanezcan ociosos, así que ponlos a trabajar.

Solicitudes mensuales te serán enviadas, y asumimos que las cumplirás. No nos pongas a prueba.

General T. Rutz»

Así de simple y cruda es la premisa de este título. El jugador toma el mando de un anónimo administrador de un orfanato forzado a contribuir al esfuerzo de guerra de su país, «formando» a las nuevas tropas del ejército so pena del cierre de la institución (y más). Tal escenario, presumiblemente ordenado por un régimen déspota y desesperado, justificará una serie de prácticas ilegales y criminales sobre una población infantil huérfana que crecerá y crecerá a medida que la guerra se encarnice.

Entre las tareas a realizar (detalladas en profundidad en la sección que viene), se encuentran el envió de niños y adolescentes a trabajar a minas de carbón, limpieza de chimeneas, entrega de periódicos y talleres de explotación laboral (sweatshop), para así obtener dinero para las cuotas monetarias exigidas por el régimen, al mismo tiempo que formas al número solicitado de estudiantes en la escuela militar infantil, y gestionas el dinero obtenido por los huérfanos para comprar comida y medicina para los mismos.

De esta manera el juego brillantemente yuxtapone, de manera narrativa y mecánica, la simulación empresarial con un fenómeno humano vivido por millones de niños y adultos en el mundo, al convertir involuntariamente al jugador en un burócrata de la muerte. Una experiencia donde el impulso innato de cumplir las metas impuestas, hace que el jugador deje de gestionar personas sino meros números en un desfile de estadísticas sin rostro y nombre.

Una retorcida lógica fácilmente encapsulada en la frase históricamente asociada al líder de la otrora Iósef Stalin:

«La muerte de un hombre es una tragedia; La muerte de millones es una estadística».

Carta del General Rutz. Double Zero One Zero.

JUGABILIDAD/GAMEPLAY

Al igual que Papers Please y las aventuras gráficas de los noventa, St. Orchindt’s Orphanage pertenece al género point-n-click y al de los simuladores. Toda la acción se resume a dar clicks en la distintas pestañas distribuidas en la interfaz principal.

Al iniciar, el jugador es expuesto a la carta del General Rutz poniéndolo en contexto, seguido por un rudimentario tutorial donde se explican los objetivos y mecánicas del mismo.

El principal objetivo, ya señalado en la carta, es cumplir con las crecientes solicitudes del General so pena del cierre del orfanato. Para ello, el jugador dispone de la siguiente y única e interfaz:

Interfaz de juego de St. Orchindt’s Orphanage. Double Zero One Zero.

La interfaz principal del juego se divide a su vez en 4 secciones:

  • Solicitudes: Espacio donde se indica el número exacto de niños educados y dinero a entregar dentro de un determinado período de tiempo.
  • Niños: Contador de huérfanos a disposición segmentados por total de niños inactivos (idle), trabajando y siendo educados, a la vez que enseña la relación de niños enfermos con el número de medicinas disponibles, y la relación de niños hambrientos con el total de comida disponible.
  • Pestañas de Trabajo, Enseñanza Militar y Gastos: Sin duda, el apartado más importante del juego, puesto que de esta gestión dependerá el «éxito» de nuestra administración (más detalles a continuación).
  • Barra de control del tiempo y contador de Dinero actual: Aquí el jugador podrá gestionar el tiempo de la administración, pudiendo acelerar o pausar, pero no retroceder el correr de las horas y los días, al tiempo que puede monitorear los ingresos y salidas del presupuesto disponible.

Entendida la distribución de interfaz, el ritmo de juego consiste en una creciente y tensa secuencia de decisiones rápidas donde para cumplir lo exigido debemos asignar huérfanos a cuatro trabajos con distintos tipos de ingreso y grados de letalidad y enfermedad. Tales actividades son:

  • Minas de carbón: La más lucrativa, pero la más letal.
  • Limpieza de chimeneas: Segunda más lucrativa, pero con el índice de enfermedad más alto.
  • Entrega de periódicos: Tercera más lucrativa, con cero letalidad, pero con alto índice de enfermedad.
  • Sweatshop: La menos lucrativa, pero la más «segura» en términos de letalidad y enfermedad.

Por consiguiente, el jugador se verá constantemente enfrentado a ponderar la fatídica encrucijada de: ¿Ganar más dinero a costa de más niños muertos y enfermos para así cumplir holgadamente las cuotas? o ¿Recibir menos ingresos, pero contar con una «cómoda» cifra de huérfanos disponibles para trabajar y educar?

Aquí yace el gran dilema moral del juego, el cual deberá ser enfrentado por el jugador mediante la lúgubre gestión conjunta del número de niños para cada actividad y el número de raciones de comida y medicinas. Un equilibrio donde no siempre habrá recursos para todos.

¿Qué harías tú en esa posición? ¿Cuánto podrías aguantar? Son las preguntas que St. Orchindt’s Orphanage te invita a reflexionar.


GRÁFICOS

Inspirado por Papers, Please, la propuesta de Lundén y Brodal apuesta por un estilo gráfico similar, esto es, un estilo retro basado en sprites y textos (clara alusión a los videojuegos de los ochentas). Lo poco que existe visualmente (básicamente lo que se ve en la imagen de arriba), resulta bastante funcional y afín a la temática y tónica del título. No obstante, resulta innegable que dicha propuesta, si bien pertinente, termina perdiendo su encanto a medida que el jugador progresa en el juego. Igualmente, la estética «rudimentaria» del título puede fácilmente alejar a jugadores que gustan de experiencias altamente visuales.

Dicho esto, St. Orchindt’s Orphanage no es un título que entre por los ojos.


SONIDO

Dado a la premura de su desarrollo, el equipo sólo pudo apostar por una melodía simple, pero sumamente efectiva. Su registro en escala menor, transmite la atmósfera trágica y sombría del título. Sin embargo, la melodía, al ser tan breve, termina siendo repetitiva, por lo cual no es de sorprender que el jugador termine silenciándolo o reemplazándolo por otro recurso musical.

En cuanto a efectos de sonido, el juego carece todo tipo. Personalmente, considero que esta ausencia (percibido como un grave defecto en cualquier otro título) termina jugando a favor de la propuesta del estudio independiente, ya que le imprime un crudo sentido de realismo por sobre lo convencionalmente «videojueguil».


MULTIJUGADOR

No cuenta con ningún apartado de este tipo. Una decisión sumamente acertada dada la reflexiva temática y corto tiempo de desarrollo del título.


CONCLUSIÓN

Cuesta creer que en tan sólo 72 horas un equipo de dos desarrolladores hayan podido crear una experiencia interactiva tan profunda y efectiva con tan pocos recursos.

Esto último es especialmente sobresaliente, sobre todo si consideramos la cada vez más grande y millonaria industria del entretenimiento virtual, de manera tal que St. Orchindt’s Orphanage es un vivo caso del viejo adagio popular:

«Con poco se puede hacer mucho»

Dicho lo anterior, mi único reparo con la propuesta de Double Zero One Zero es pensar qué hubieran podido lograr si hubieran tenido más tiempo y recursos. Esto, y el hecho de que está disponible solo en inglés, lo cual limita bastante el acceso al mismo título.

Si deseas conocer más de la obra del par de desarrolladores suecos, visita su página web mediante el siguiente vínculo.


*Imagen de cabecera propiedad de Double Zero One Zero.

Un comentario en «Gestionando la muerte infantil. Reseña de St. Orchindt’s Orphanage.»

  1. Que buena reseña, dan ganas de meterse a jugarlo.
    Sobre lo de la polémica, podrá disgustar a algunos, pero la crudeza en la representación de un problema tan grave como la explotación laboral (y sexual) infantil es una forma válida de denunciar la pervivencia de este problema en la sociedad actual (y los peligros que se corren en el futuro cercano, con gobiernos occidentales como el de EEUU violando descaradamente los DDHH de las juventudes en los campos de concentración de migrantes ilegales).

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