La «Fiesta» de la democracia: Una mirada desde Chile

Por GASTÓN ALVEAR G.

Cientista Político, Universidad Diego Portales

Candidato a Magíster en Ciencia Política Comparada, FLACSO-Ecuador


*Publicado originalmente por Ecuador Today.

El domingo 7 de febrero, Ecuador vivió lo que se llama “la fiesta de la democracia”  al celebrar elecciones presidenciales y de asambleístas para el período 2021-2025. La siguiente columna será un análisis del proceso eleccionario del país visto por un extranjero que reside en el país desde 2019. Lo primero que debemos saber es tener una idea general sobre el estado de la Democracia en Ecuador. Según el informe de LAPOP 2018/2019, un 54,4% de los encuestados apoyan a la democracia como régimen (este es un antecedente clave a considerar para entender el funcionamiento electoral de este país).

Después de terminada la jornada electoral, sabemos que la participación fue de un aproximado 81,94 %  y que se tendrá una segunda vuelta el 11 de abril. Al momento de escribir esta columna, y con un 97,56% de actas procesadas, Yaku Pérez posee el segundo lugar, y Guillermo Lasso el tercero, pero no puedo dejar de darle un nombramiento al cuarto lugar de Xavier Hervas.  Sea cual sea el escenario, desde ya se deben preparar las nuevas negociaciones para tener los apoyos de los candidatos menores, mas esas negociaciones deben estar con los cimientos para una alianza de gobierno, no sólo electoral, para poder mejorar la institucionalidad ecuatoriana.

Algo que sorprende es ver la cantidad de binomios para presidente y vicepresidente, llegando a una cifra de 16 en total.  Ya con lo anterior, vemos que existió una gran dispersión de votos respecto a que eran pocos candidatos quienes tenían una verdadera posibilidad de ir a la segunda vuelta. Desde mi percepción, no se puede negar que el período de campaña se centró completamente entre el “Correísmo” versus “No-Correístas”, dejando afuera propuestas más reales para la nación.

Sumándole a que el sistema de partidos es muy fragmentando y débil, gran parte de las campañas estaban focalizadas en los personalismos, donde los partidos eran en su gran mayoría agencias de distribución publicitaria de los candidatos.  Por ejemplo, el candidato Andrés Arauz dentro de su slogan de campaña propone recuperar los beneficios públicos y sociales llevados a cabo en el periodo de Rafael Correa que fueron eliminados en el gobierno de Lenin Moreno, mientras que Guillermo Lasso propone crear desde cero nuevos empleos y atraer la inversión al país; figura que es asociada al feriado bancario de 1999. Este candidato me hizo recordar al candidato Sebastián Piñera de Chile, un candidato que buscaba llevar la administración privada al entorno público. Vemos que gran parte de las propuestas eran medidas de carácter populista y paternalistas, olvidando que el país pasaba por una crisis económica, donde la pandemia la profundizo aún más.

Otro tema a exponer, fue ver las actitudes de algunos electores, que actuaban como “barras bravas” donde defendían con todo a su candidato de preferencia, considerando a sus contrincantes  con  una gran cantidad de palabras despectivas. Volvemos a ver entonces a un país posiblemente polarizado por la figura de Rafael Correa, donde se vuelve a sentir la noción teórica del Amigo/Enemigo. Incluso era normal ver en las redes sociales, que si votamos por el candidato X podemos “tumbarlo” cuando ya no nos guste: ¡eso es ver cómo se contaminó un mecanismo para salvaguardar las democracias de Ejecutivos que no cumplen, ni respetan las reglas democráticas! Pero lo visto acá en Ecuador, es una muestra para comprender gran parte de nuestra región: partidos débiles, figuras personalistas que juegan con las reglas democráticas que, al momento de llegar al poder, se olvidan de las características de la democracia electoral y representativa, erosionando lo que nos queda.

Para ir concluyendo, todo el proceso vivido y analizado en esta columna, es una mirada de un extranjero a las elecciones. Sabiendo que lo expuesto no es sólo algo que ocurre en Ecuador, sino que es algo  que ocurre en gran parte de nuestros países. Resulta interesante poder profundizar como nuestras sociedades entienden las democracias en la actualidad: ¿la percepción del concepto será similar a lo que hablamos desde la academia? Son desafíos tanto para nuestros sistemas políticos como para quienes somos investigadores sociales.

Sí, este concepto comienza a mutar respecto al rol de las instituciones. Se minimiza a netamente personalismos o tenemos la capacidad de retomar las características tradicionales de la democracia representativa. Ya terminando, siempre debemos votar con nuestra conciencia, asistir con un grado de esperanza al futuro. Es la acción mínima de nuestras democracias: saber que es el momento donde todos tenemos el mismo valor y convencidos que nuestro voto cuenta, pensar en el bienestar nacional más allá de los intereses propios a pequeño y mediano plazo.

Bibliografía

Moncagatta, P., Moscoso Moreno, A., Pachano , S., Montalvo, D., & Zechmeister, E. (2020). Cultura política de la democracia en Ecuador y en las Américas, 2018/19:Tomándole el pulso a la democracia . LAPOP.


*Imagen de cabecera propiedad de Ecuador Today.

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