Por PATRICIO LE CERF V.
Licenciado en Historia y Magíster en Ciencia Política con Mención en Relaciones Internacionales
Pontificia Universidad Católica de Chile
Septiembre. El frío del invierno empieza a retroceder, los árboles empiezan a repoblarse y un profundo pensamiento/emoción estacional acosa fuertemente a la mayoría de los chilenos: «Se viene el 18».
Durante este mes (llamado tradicionalmente como el «mes de la patria»), tanto la institucionalidad como la publicidad, han instalado la arraigada narrativa de un mes dedicado a vivir y a sentir intensamente la «chilenidad«. Gastronomía, costumbres, rituales, bailes, folclore, son algunos de los tantos elementos que componen este ya abstracto concepto identitario, siendo el pisco (así como el vino) uno de los ítems más explotados por la publicidad y los medios.
¿Pero es tan así o simplemente creemos que es así?
PISCO: UNA HISTORIA DE DESENCUENTROS ENTRE VECINOS
En diciembre de 2018, tras nueve años de litigio, el Consejo de Apelaciones de Propiedad Intelectual de la India le entregó los derechos exclusivos sobre la denominación de origen al Perú, acogiendo que la palabra «pisco» constituye la denominación utilizada para referirse a un valle, un río, un puerto y una ciudad ubicada en la costa meridional del país andino desde tiempos coloniales. Una aplastante victoria peruana tanto a nivel político, comercial y diplomático, mientras que para Chile, en términos de cobertura, no fue más que una curiosa anécdota asociada al gremio productor.
[Más antecedentes en la siguiente columna que compone la primera parte de esta serie: «Derrota con sabor a pisco»]
Luego, en marzo de 2019, y tras las crecientes presiones por parte de la Asociación de Productores de Pisco de Chile (APPAG), el ministro de agricultura, Antonio Walker, se reunió con su homólogo en Lima con la esperanza de lograr un acuerdo de «tregua» entre los únicos productores de pisco en el mundo, abogando por una denominación compartida por ambas naciones en el lucrativo mercado indio de 1.300 millones de habitantes.
La negativa fue categórica. Chile sólo podría vender el popular licor bajo el rótulo de «agua ardiente de uva» y no como «pisco» en el gigante asiático.
Esto condujo a que el 2 de abril de 2019, un grupo de veinte productores de pisco acompañados por los diputados UDI por la Región de Coquimbo, Juan Manuel Fuenzalida y Sergio Gahona, protestaran frente al Congreso sosteniendo un lienzo con el mensaje: «El Pisco es Chileno«. El motivo de tal manifestación fue la presentación de un proyecto de ley que buscaba, cual ley de talión, replicar la medida aduanera del Perú de prohibir el ingreso de partidas de pisco chileno bajo el rótulo de «pisco», so pena de destrucción del destilado.
[Más antecedentes y detalles de esta manifestación en la siguiente columna que compone la segunda parte de esta serie: «Protesta con sabor a pisco»]
Si bien no habido avance conocido de la propuesta de ley, la particular protesta sí logró captar la atención de las autoridades de las regiones productoras: Atacama y Coquimbo. El 30 de julio de 2019, los senadores Adriana Muñoz y Jorge Pizarro, junto a los diputados Sergio Gahona, Juan Manuel Fuenzalida, Matías Walker, Francisco Eguiguren, Raúl Saldívar, Daniel Núñez y Pedro Velásquez, se reunieron con el directorio de Pisco Chile (entidad gremial privada) para analizar un informe jurídico sobre la situación real de reconocimiento y protección de la denominación de origen de pisco en los mercados internacionales, elevando así la materia a cuestión de interés nacional.
Francisco Hernández, presidente de Pisco Chile, hizo un llamado a que el Estado de Chile asumiera la defensa y la promoción internacional del licor. Respecto a esto, Henández sentenció:
«En Perú el producto recibe un fuerte apoyo en términos de subsidios y tributación, a través de figuras como Indecopi, el Consejo Regulador, promociones y defensa internacional de su Denominación de Origen, mientras nosotros debemos agruparnos como privados para hacerle frente. ProChile ha sido un gran aliado de la industria pisquera, pero se requieren políticas integrales y a largo plazo, orientadas a posicionar al pisco en los mercados internacionales».
Si bien en términos de cobertura no se han sabido más detalles del estudio, se desprende que éste efectivamente tuvo algún efecto en el otro gran litigio internacional pendiente que enfrentaba a Chile y Perú por la denominación de origen: el atractivo mercado tailandés de 70 millones de personas.
En 2007, la APPAG solicitó a la Corte Central de Propiedad Intelectual del Tribunal de Comercio Internacional de Tailandia el reconocimiento de la denominación de origen del pisco chileno en dicho país. Bajo la representación del bufete Silva Abogados, la entidad gremial llevó a cabo el proceso de registro, la defensa ante la oposición peruana ingresada en 2013, y las sucesivas apelaciones de febrero de 2018.
El 26 de septiembre de 2019, tras 12 años de litigios y una derrota en la India, llegó el esperado fallo: Tailandia reconoció que el Pisco es un producto de origen chileno, aunque no exclusivo, ya que Perú podrá vender su producto bajo la misma denominación.
Tan pronto se hizo público la noticia, el ministro de agricultura, Antonio Walker, se sumaba a los festejos del gremio aduciendo el apoyo del gobierno chileno en la causa. A su vez, el Subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, Rodrigo Yáñez, señaló lo siguiente al ser preguntado:
«La decisión de la Corte de Tailandia reconoce la fortaleza de nuestra denominación de origen, nuestros derechos históricos, y reafirma que nuestra DO (denominación de origen), la más antigua de Chile, cumple con los más altos estándares internacionales».
Por su parte, el gobierno del Presidente Martín Vizcarra justificó la inmediata apelación del fallo declarando:
«Sí conlleva a confusión al consumidor de dicho país (Tailandia), ya que la Denominación de Origen Pisco es peruana y así lo confirman los argumentos históricos, geográficos, culturales y científicos que nuestro país sustenta y defiende en todos los tribunales del mundo».
¿Qué sigue entonces? ¿Más litigios? ¿Más apelaciones? ¿Más tensiones? Sólo el tiempo lo dirá. Todavía hay lucrativos mercados que tanto Chile como Perú buscan cubrir con su particular destilado.
A continuación, pueden ver un mapa del mundo con la distribución de los países que reconocen la denominación de origen de Chile, Perú y ambos por igual.
Por lo visto, todo parece señalar que todavía quedan muchos litigios y apelaciones por delante.
¿TRIUNFO CON SABOR A PISCO?
Tras esta larga recapitulación de eventos bilaterales (gran parte de ellos tratados en las dos primeras partes de esta serie), ¿qué conclusiones podemos sacar en limpio hoy en 2020?
Por un lado, desde la «derrota» en la India, el Estado de Chile se volcó activamente por la defensa y promoción del pisco en los mercados internacionales, cuestión que desde Lima llevan haciendo por años. Por otro, ahora que Chile se ungió como «triunfador», atrás quedó para ambos países la real narrativa salomónica de establecer un reconocimiento conjunto.
No sólo eso. Con ambos fallos, curiosamente, la recepción de la ciudadanía en general fue la misma: indiferencia. Con esto, estimado lector, retomo la reflexión del inicio:
¿Es el pisco un pilar fundamental de la identidad chilena que tan bien promocionan la publicidad y los medios de comunicación, sobre todo en el «mes de la patria»?
Personalmente, sigo sosteniendo que el pisco es un producto único que tanto Chile como Perú comparten a pesar de la larga disputa de su origen histórico. Y es precisamente por este vínculo único en el mundo que ambas naciones deberían unir fuerzas promoviendo y promocionando sus respectivos destilados, enfatizando las virtudes y propiedades de cada región productora. Existe una infinitud de opciones de acercamiento y aprendizaje que instituciones como PROCHILE y PROMPERÚ, en conjunto con AGCID y APCI, podrían realizar a bajo o nulo costo a ambos lados de la frontera.
Tal esquema de trabajo de orden bilateral no sólo contribuiría a una mayor cooperación e integración entre ambos países, sino también a un mayor desarrollo de las provincias productoras, y con ello, mayores avances en la eternamente prometida descentralización.
Sólo bajo un esquema de colaboración similar podremos tener un verdadero triunfo con sabor a pisco, y así poder cambiar definitivamente la respuesta a la polémica pregunta, «¿De quién es el pisco, Chile o Perú?», por un, «De quién lo compra».
*Imagen de cabecera propiedad de El Mercurio.